La Lola estaba medio inmòvil, medio muerta.
Lo ùnico que lograba diferenciar ese saco de vìceras de un cadàver era su mano derecha, que jugaba despreocupada con un anillo en el dedo anular de la izquierda. Ese anillo, el que se habìa encontrado ayer cerca del Hospital Metropolitano.
Sus ojos tambièn se movìan, parpadeaban lento, mientras veìa la espalda de su amado. Ya habìan pasado por lo menos tres años desde que llegò, se acostò e intentò entablar algùn tipo de conversaciòn.
Lo ùnico que lograba diferenciar ese saco de vìceras de un cadàver era su mano derecha, que jugaba despreocupada con un anillo en el dedo anular de la izquierda. Ese anillo, el que se habìa encontrado ayer cerca del Hospital Metropolitano.
Sus ojos tambièn se movìan, parpadeaban lento, mientras veìa la espalda de su amado. Ya habìan pasado por lo menos tres años desde que llegò, se acostò e intentò entablar algùn tipo de conversaciòn.
Los meses pasaban, su cuerpo se volvìa rìgido, su corazòn blando; crecìan lirios a sus pies, espinas en su cabeza, la hiedra ya le habìa confundido las ideas. El silencio se volvìa màs pesado, la luz màs borrosa, la noche era un ente eterno que miraba por la ventana, receloso del foco ese..
En realidad habìan pasado, segùn el reloj, doce minutos de silencio profundo, vacìo e inùtil. ¿Què esperaba? Esperaba que reaccione èl, que termine de leer su periòdico. Què huevona. Si se quedaba a esperar habrìan pasado otros tres, nueve, doce años màs.. de silencio profundo, vacìo e inùtil.
-¿Lo que pasò el jueves?
- Ajà
Podrìa haber sido peor. Podrìa no haber recibido respuesta alguna. Ajà, sì, peor.
Volviò al anillo, y volviò a sus años de silencio.
Pensò que probablemente habrìa una explicaciòn para que la caja de condones que tiene èl bajo su cama estè vacìa. Un amigo se los pidiò, talvez. Y pensò que era probable que el amigo tenga pelo rubio y largo, de ese que estaba sobre la cama y en la ducha. Sì, seguramente despuès se duchò ahì..
Lo mirò y le coloreò la silueta, le remarcò el perfil, jugò con su imagen, la compuso y descompuso a placer, la abstrajo, la doblò y la modificò hasta que, simplemente, quedaron pedazos, pequeños y afilados.
- ¿Sì quieres que me quede?
- Obviof.
- Ya..Prèstame tu cel para avisar que me quedo.
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Ah, por cierto.. Te Amo.
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.. E indudablemente, eso se lo mandò a su amigo tambièn.
- Mejor llama. Sale màs barato.
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Ma? Sì, yo. Me quedo.
No, todo bien.
Eh.. sì, todo està bien.
En serio..
Ya.. ya te contarè.
Yo a ti. Ciao.
No, todo bien.
Eh.. sì, todo està bien.
En serio..
Ya.. ya te contarè.
Yo a ti. Ciao.
Èl se levantò, apagò la luz, se quitò los lentes, se acostò al lado de la Lola, le dio las espaldas y se durmiò.
La Lola se quedò viendo al techo, aùn jugando con el anillo. Se lo quitò y le dio las espaldas tambièn.
Llorò.
Llorò por la sincera indiferencia, y por la culpa, por la soledad que habìa causado. Llorò y llorò. Y èl no la escuchò. Y entre llantos rezò, y entre llantos soñò, y entre llantos se ahogò y muriò..llevaba una corona de espinas, lirios a sus pies y hiedra en el corazòn.
Llorò por la sincera indiferencia, y por la culpa, por la soledad que habìa causado. Llorò y llorò. Y èl no la escuchò. Y entre llantos rezò, y entre llantos soñò, y entre llantos se ahogò y muriò..llevaba una corona de espinas, lirios a sus pies y hiedra en el corazòn.
